ENTREVISTA REALIZADA POR FLOR CID PARA LA PUBLICACIÓN MUY SEGURA
¿Cómo recuerda los inicios de su andadura profesional? ¿Qué enseñanzas se lleva de aquellos momentos? ¿De qué manera ha transcurrido su trayectoria?
Nací en el entonces Leningrado, Unión Soviética (ahora San Petersburgo, Rusia) y estudie allí – tengo un grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de San Petersburgo (cum laude). En los 90s el país se estaba abriendo al mundo y esta carrera era novedosa y fascinante. Tuve la gran suerte de tener extraordinarios profesores de Derecho. Si bien las clases de derecho internacional público no resultaban muy cercanas a la vida real, sí que me sirvió mucho el derecho privado – como saber Incoterms y arbitraje internacional por ejemplo – conocimiento muy útil para mi trabajo de hoy.
En la Universidad me especialicé en EEUU – de nuevo, muy conveniente para mi trabajo día a día dado las estrechas relaciones profesionales que tenemos en el continente norteamericano.
Mi otra gran pasión siempre era la naturaleza por lo que mi tesis fue sobre el Cambio Climático – un tema desconocido hace veinte años, pero vital hoy. Sigo con mucho interés todas las cuestiones de política internacional que me aportan mucho a mi entendimiento de las tendencias en los sectores industriales donde trabajamos.
Los idiomas fueron otro de los puntos fuertes de mi educación universitaria y me resultaron críticos para poder trabajar en servicios profesionales (estuve en el sector inmobiliario, turístico y de selección y búsqueda de directivos así como en el MAEC de España antes de pasarme al sector legal).
Mi formación profesional más reciente se ha centrado en marketing digital y tecnologías. El futuro del marketing es audiovisual e interactivo y me estoy formando en ello para estar a la altura. El aprendizaje continuo y multidireccional es lo que nos tocará a todos.
Antes de unirme a Samaniego Law, durante unos nueve años trabajé en un despacho de abogados internacional, llegando a ser la responsable de Marketing y Desarrollo de negocio en la oficina de Madrid, donde también coordinaba su estrategia para Iberoamérica y daba apoyo al comité ejecutivo de EE.UU. y al grupo de abogados centrados en las relaciones de negocio con Rusia.
Trabajar en una empresa internacional de estas características es una especie de bautizo con fuego imprescindible y una estupenda preparación para todo que viene después. Mi consejo a los abogados y no-abogados es intentar tener una experiencia lo más intensa y prolongada posible en un despacho o gran firma de servicios profesionales internacional.
‘Trabajar en una empresa internacional de estas características es una especie de bautizo con fuego imprescindible y una estupenda preparación para todo lo que viene después’.
¿Cuándo y por qué se vincula con Samaniego Law? ¿En qué responsabilidades está inmersa en la actualidad?
Javier F. Samaniego, fundador y director de Samaniego Law, fue mi principal jefe en mi antiguo despacho y era lógico unirme con él después de tantos años cuando él había decidido dejar la firma y lanzar su propio proyecto. “El arte de empezar” (un start-up legal, se puede decir) era una experiencia muy estimulante y reveladora. Como hubiera dicho S. Jobs, estábamos locos y hambrientos. Tuvimos apoyo – más moral que económico – de muchas personas extraordinarias y poco a poco hemos sido capaces de unir un estupendo equipo y una red de colaboradores.
Estos primeros valientes seguidores son los que convirtieron un locura arriesgada en un proyecto tangible y con futuro. No todo ha sido de color rosa, por supuesto, es una continua lucha mezclada con la ilusión y la satisfacción del deber cumplido. En Washington D.C. hay un monumento con una frase grabada en su granito que lo dice todo: “Freedom is not free”, es decir ser libre tiene un precio, no es gratuito.
Me fascina ocuparme de una variedad de asuntos de naturaleza muy diferente, trabajar con personas de todas partes del mundo y tener flexibilidad tanto en la toma de decisiones como en los horarios. Coordino las alianzas internacionales del despacho y doy asistencia ejecutiva en nuestros proyectos estratégicos, además me encargo de una variedad de tareas de marketing y desarrollo como relaciones públicas, comunicación, nuestro sitio web, eventos y un largo etcétera. Aparte, me ocupo de las actividades de responsabilidad social corporativa y de los proyectos pro-bono.
Desde de punto de vista intelectual trabajar en el sector jurídico es muy gratificante y motivador. La abogacía de negocios es un barómetro de la salud económica del país. Siempre digo que ojalá en la política hubiera más abogados de negocios porque ven con toda la claridad los problemas reales de las personas y las empresas y están entrenados para negociar y encontrar soluciones.
No puedo no mencionar lo importante que es aquí la relación entre las personas como yo no-abogados dedicados al crecimiento y reputación de la firma y nuestros superiores y el resto de los abogados. La relación de total confianza y comunicación continua es insustituible. Si me desenvuelvo con facilidad en mi trabajo es porque mis compañeros-abogados me mantienen al tanto de los asuntos, me hacen introducciones y explican los temas. Ojala mis colegas (casi todas mujeres) de otros despachos tuvieron este privilegio – porque me consta que a menudo su trabajo es infravalorado. No existe una persona que se “haya hecho exclusivamente a si misma”, todo debemos gran parte de lo que somos a las personas de nuestro alrededor y a las que pasaron por nuestra vida.
Continúo recibiendo ofertas de trabajo en despachos tradicionales, pero me temo que eso sería una marcha atrás para mi. Me encanta conducir y cuando hace años probé las gafas de sol polarizadas supe que jamás volvería a llevar las gafas solares normales. Es lo mismo, todo se ve de mejor manera.
‘La abogacía de negocios es un barómetro de la salud económica del país. Siempre digo que ojalá en la política hubiera más abogados de negocios porque ven con toda la claridad los problemas reales de las personas y las empresas y están entrenados para negociar y encontrar soluciones’.
¿De qué manera considera que la actual crisis del coronavirus está afectando al sector jurídico?
La crisis sanitaria vino marcada por un Real Decreto de declaración de Estado de Alarma y una auténtica avalancha de nuevas normas que hizo que las empresas necesitaran abogados desde el primer momento para “digerir” ese cambio y ayudar, como en la crisis anterior, a solventar los problemas concretos o de toda una crisis (laboral, concursal, reestructuraciones, resolución de conflictos).
Está claro que en estas circunstancias muchos se plantean no judicializar los conflictos, sino probar fórmulas alternativas como la mediación, por la que nosotros llevamos apostando desde hace años.
También esta crisis ha hecho cambiar las formas de trabajar y la necesidad de abrazar sin miedo la tecnología para tener audiencias virtuales y librarse del presentismo y el papel. Lamentablemente, muchas estructuras y despachos no se están adaptando adecuadamente y llevan mal lo del teletrabajo. Y ya sabemos la primera regla de Darwin – no hay nada más constante que el cambio y en él no sobrevive ni el más listo ni el más fuerte, sino el quien mejor se acopla al cambio.
El “más por menos” que venían pidiendo los clientes desde hace muchos años ya no es un capricho que los despachos pueden permitir ofrecer a determinados clientes sino un “must”. Además, como hay proveedores que dan soluciones a sus necesidades de forma más eficiente e innovadora muchas empresas optarán por ellos.
Otra cuestión importante es la organización del teletrabajo y la capacidad de mantener viva la cultura y unión dentro del despacho en ausencia del contacto físico. Es un reto para los responsables de los equipos, pero los líderes que tienen carisma podrán con ello y hasta saldrán reforzados de esta situación tan compleja y poco común.
Desde el punto de vista más bien personal, me gustaría que tras la crisis que tanto nos enseñó ya y aún no ha terminado, sacásemos más conclusiones inteligentes – invertir y apoyar más los sectores que han demostrado ser vitales para nuestra supervivencia – sanidad y ciencias de salud, telecomunicaciones , distribución y agroalimentario sobre todo.
La crisis ha abierto los ojos a dos otras verdades incómodas – nuestro drástico impacto al medio ambiente y el gravísimo problema de sobrepoblación y la pobreza que conlleva, pero eso ya es otra historia.
‘El “más por menos” que venían pidiendo los clientes desde hace muchos años ya no es un capricho que los despachos pueden permitir ofrecer a determinados clientes sino un “must”.
Al hilo de la cuestión anterior: ¿qué retos se plantea, en este sentido, Samaniego Law en el corto y medio plazo?
Tenemos la ventaja de que en nuestro área de servicios más tradicionales, el foco lo tenemos en tecnología y resolución de conflictos (arbitraje, mediación y litigación) que son ahora áreas muy demandadas y donde estamos teniendo mucho trabajo.
Además, Samaniego Law ha sido concebido como un despacho “alternativo”. Ahora todo el mundo ya sabe qué es un ALSP (Alternative Legal Service Provider), pero cuando abrimos había que invertir mucho tiempo explicándolo. Nuestra forma de trabajar siempre ha sido muy ágil y muy virtual y nuestro concepto de crear el “dream team” para cada asunto en lugar de tener una estructura rígida, pesada y costosa, contando no sólo con abogados sino con tecnología y otros profesionales (especialistas en relaciones institucionales, economistas, tecnólogos, consultores, etc. ) supone una gran ventaja para los clientes que trabajan con nosotros, ya que, además, planteamos esquemas de honorarios más efectivas.
Seguimos con nuestro foco puesto en Iberoamérica con nuestras dos oficinas en Madrid y Miami para LatAm y no planeamos más oficinas aunque últimamente tenemos muchos “novios”. Si se cumplen nuestros planes en otoño daremos un gran avance en nuestra división de “abogados por proyectos” y nuestras alianzas con distintas plataformas tecnológicas. El gran reto es mantenernos independientes en el corto plazo aunque, estamos abiertos a las relaciones interesantes con entidades que comparten nuestra filosofía.
‘Tenemos la ventaja de que en nuestro área de servicios más tradicionales, el foco lo tenemos en tecnología y resolución de conflictos (arbitraje, mediación y litigación) que son ahora áreas muy demandadas y donde estamos teniendo mucho trabajo’.
¿Por qué su apuesta por Women in a Legal World? ¿Qué le aporta este vínculo en su día a día profesional?
Me siento muy honrada de haber sido invitada por una de las fundadoras formar parte de WLW y haber participado en su lanzamiento. Me acuerdo de una de las primeras frases que pronunció su presidenta que si las mujeres nos ayudásemos más una a otra este mundo sería un lugar mejor – tan fácil como eso – y me alegra ver que tras tres años y con todos los logros conseguidos esta idea sigue siendo la base del proyecto.
Estar dentro de esta especie de club facilita el intercambio de conocimiento y ya sabemos todos que “connecting dots” es primordial en nuestro sector. WLW une a mujeres de trayectorias profesionales muy diferentes, pero todas trabajamos en el mundo jurídico – desde periodistas hasta juezas y tenemos plena libertad de sugerir iniciativas y llevarlas a cabo.
En mi caso, estoy desarrollando la relación con una asociación de mujeres-emprendedoras, con quien firmamos un acuerdo de colaboración en plena pandemia, y con quien hemos hecho ya dos webinarios educativos gracias a la inmensa generosidad y compromiso de nuestras socias. Otra magnifica iniciativa en que participo es el programa de mentoring.
Todo lo que hacen las socias de WLW lo hacen en su muy escaso tiempo libre y hay que ponerlo en valor. Por último, lo que me agrada mucho en WLW es su sentido común y coherencia en tratar el tema de feminismo, cuyo concepto y finalidad, muy a mi pesar, está siendo a menudo torcido y desdorado.
Dicen que si los extraterrestres quisieran conocer la cara de un humano promedio verían un rostro de una anciana campesina sin educación o recursos. Afortunadamente, y desde hace mucho tiempo la mujer de hoy en la mayor parte del “primer mundo”, España incluida, no es así. Es reconfortante ver que WLW no cae en el abismo de las ideologías atroces y reconduce los lemas de feminismo a las iniciativas concretas que ayudan a las mujeres tener más independencia y estabilidad económica y mejor educación y nivel cultural.
Hay muchas formas de apoyar a la Mujer. Desde hace muchos años participamos en el programa Conoce tus Leyes dirigida a los inmigrantes del que se beneficiaron muchas mujeres extranjeras, a menudo desempleadas, víctimas de engaños o de la violencia de la que a veces sólo sabemos por las noticias. También somos socios del club de mujeres Alma que también favorece a la Mujer, pero ha creado una manera propia y especial de hacerlo – mismo fondo, otra forma.
‘Me siento muy honrada de haber sido invitada por una de las fundadoras formar parte de WLW y haber participado en su lanzamiento’.
¿Cuál es su visión acerca del nivel de visibilidad y posicionamiento de la mujer en el mercado jurídico?
Hay que distinguir. En los despachos las mujeres siguen sin estar posicionadas en la sociatura y puestos de dirección en la misma media que sí que están posicionadas en las posiciones de debajo de la pirámide.
En instituciones creo que cada vez mejor – ejemplos de mujeres con gran experiencia y méritos como el de la nueva presidente de la CNMC que era socia de un gran despacho son estimulantes. La mayor parte de nuestros clientes – las in-house lawyers de más alto nivel – son de hecho mujeres.
Por cierto, en su día, cuando buscábamos en nombre para el despacho, queríamos hacer una clara referencia a este lado femenino de nuestro trabajo y barajábamos varios nombres (no salió simplemente porque en el mundo anglosajón donde operamos es imprescindible incluir en el nombre de despacho un apellido de los socios). Otro ejemplo –las LIMs (“legal interim managers” o abogados por proyectos) más brillantes que hemos tenido han sido todas mujeres y muy jóvenes.
En este sentido, confieso que soy gran admiradora del polémico psicólogo canadiense Jordan Peterson cuya idea de igualdad de oportunidades y no del resultado comparto totalmente, igual que su afirmación que hay mil razones por las cuales las mujeres no llegan a lo más alto es sus respectivas carreras y “no pasa nada”.
Personalmente, la palabra “igualdad” no me gusta (tal vez por connotaciones al vocabulario soviético) – primero, porque la igualdad no existe como tal -cosa distinta es la igualdad de oportunidades o ante la ley – y segundo, porque yo no considero necesario ser igual a nadie (o como dijo el Nobel de literatura W. Golding en una de sus conferencias “las mujeres no deberían exigir igualdad con los hombres, ellas son mucho más superiores, siempre lo han sido” – es una broma).
Sin duda alguna las mujeres-juristas pueden llegar a la cima de sus carreras, pero ¿a qué precio? Tengo el placer de conocer personalmente a algunos de los abogados de negocios más mediáticos y exitosos de España, son personas tremendamente competitivas por naturaleza, que trabajan literalmente a todas las horas y que prácticamente no tienen vida privada alguna, viven por y para el trabajo.
Me parece muy improbable que una persona (y sobre todo una mujer que suele tener un abanico de compromisos e inquietudes más amplio) primero conscientemente elija este camino y segundo sea capaz físicamente y psicológicamente de seguir ese ritmo.
Muchas socias de WLW se están dejando la piel en conseguir más representación de la mujer en los organismos de la Administración o el Gobierno y les deseo lo mejor en su admirable labor porque las mujeres que promueven tienen la preparación necesaria y los méritos para merecer estos cargos. Pero ocupar puestos altos a causa del mero hecho de llevar una falda es de vergüenza ajena, es ofensivo y sin duda hace un flaco favor a las mujeres y a toda la sociedad.
Lamentablemente, hoy en día demasiadas empresas, despachos de abogados incluidos, pecan de meter en su programas de marketing la diversidad y la inclusión por todos los lados y de forma masiva, pero de facto lo hacen sólo por seguir las tendencias de la moda, la palabrería solemne y las promesas rimbombantes.
Afortunadamente, tengo la idea de feminismo muy clara y no tengo ir muy lejos para buscar mis heroínas – son mis abuelas y mi madre – grandes y reconocidas profesionales y excepcionales esposas y madres. Cada uno antes de cambiar en mundo debemos arreglar las cosas en casa y en nuestro entorno.
‘Muchas socias de WLW se están dejando la piel en conseguir más representación de la mujer en los organismos de la Administración o el Gobierno y les deseo lo mejor en su admirable labor, porque las mujeres que promueven tienen la preparación necesaria y los méritos para merecer estos cargos’.
¿Desea realizar algún comentario adicional?
Animo a las futuras líderes estudiar al máximo, tener curiosidad, trabajar duro y exigir respeto, siempre, y no perder ni la mesura, ni el rumbo.
Permitidme citar a un gran hombre, S. Hawking, muy feminista y gran amante de las mujeres él dijo, que dio estos tres consejos a sus hijos: “Recuerda mirar arriba a las estrellas y nunca abajo a tus pies. Nunca dejes de trabajar – el trabajo da un propósito y sentido a la vida. Si tienes la suerte de encontrar el amor, no olvides de él y no lo desprecies”.